Kiso ser
la flor que guiara
sus propios pasos
Kiso kantar
sus propias
kanciones de amor
Y kuando le dijo a su dios
No necesito señor,
apagó su voz
la furia del viento.
Este, tu sierbo,
no necesita señor.
Desterrado
de sus tierras:
la voluntad.
Vagabundo
en los senderos
del silencio.
Ya no kiere bolber
solo kiere gritar.
Poderse alzar
y dezirle al zielo
el ke fue tu sierbo
ya no tiene señor.
Kiso kontar
komo seguir
los propios pasos.
Kiso amar
y nadie entendia
su amor.
Pero encontró la serenidad
en el brillo de sus ojos
que fue la voz que se escuchó
entre los gritos de desesperados,
y no volvio a turbar
la candencia de su paso.
Aprendió a mirar
con los ojos del silencio.
David Garcia