La brujilla sentia debilidad por los atrapasueños. Esos artilugios indios con un embrollo de hilos en un circulo, que llevan colgando plumas y avalorios. Tan etereos, tan magicos, que sus genes de bruja piruja apenas podian resistirse a su encanto. Por eso hombre quiso colgarle dos atrapasueños de pendientes. Para que sus plumas le acariciaran el cuello y no dejaran jamas que se le escapara ninguno, que la enamorasen. Conseguir todos los sueños que pudiera para ella i conjurar su sonrisa.
No se dio cuenta que el era el hechizado. Atrapado en sus sueños. Ahora hombre cada noche sueña con ella. Noche tras noche. Año tras año. Y el recuerdo fresco de haber estado cada noche con ella no le deja apenas salir de este estado. Condenado por dos hechizos: Uno, el que la bruja piruja le hizo para que no pudiera volver con ella. Y otro, que le hacia soñar cada noche que estaba, sin estarlo, otra vez en sus brazos. Recordandole porque le merece la pena seguir enamorado.
Hombre sabe que debe olvidarla.
Y no es que no quiera soñar con ella,
pero es que no quiere perder el alma.
Por eso no duerme.
Por eso vela hasta caer rendido.
Al menos asi, el sueño se pierde.
Asi al menos, el sueño se olvida.
Pero que pena de sueño olvidado
que va rasgando la vigilia
entristeciendo el corazon de Hombre
que no sabe porque suspira.
porque le quema la sangre.
porque le duele la vida.
Y al final el sueño revive
al pasar por su barrio:
'fue eso lo que soñe anoche'
Dulces, los sueños,
i amargo, el dia.
Voki.